Trinidad es simplemente MARAVILLOSA. Creo que de haberla conocido antes, la opción de Cienfuegos hubiera quedado descartada para algo más que no fuera una ciudad de paso con sus excursiones que os comenté en el post que os dejo AQUÍ.
Hubiera hecho seguramente un único dia en Cienfuegos y hubiera reservado alguna noche más en Trinidad, donde los 3 días que pasamos se hicieron cortos.
Nos alojamos en dos casas diferentes, precisamente el motivo fue querer quedarnos una noche más de lo que inicialmente reservamos.
La lástima fue que no pudimos alargar en la mejor casa que tuvimos en todo nuestro viaje. Sin lugar a dudas os la recomiendo 100% tanto por el espacio, por la amabilidad de su propietario, por el desayuno de lujo, por esos colibrís que sobrevolaban el patio interior, por su comodidad.
Como podeis adivinar me enamoré de la Casa Gil Lemes y volvería nuevamente sin pensarlo.
La segunda casa fue también una buena opción, pero tenía el listón muy alto de nuestro anterior anfitrión.
Os la dejo también como recomendación puesto que está muy bien ubicada, es amplia y además tiene una terraza superior donde sirven un buen desayuno rodeada de flores. Se trata del Hostal Amatista, con un servicio quizá menos cercano y más similar al que puedes encontrar en algunos hoteles.
Trinidad es una de las ciudades coloniales mejor consevadas de Cuba y de parte de América, por todo ello fue nombrada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
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La mejor recomendación para tu primer día es recorrerla a pie y enamorarte de sus rincones, sus tiendecitas con encanto donde seguro que acabarás cayendo en la tentación de algún souvenir, sus fabulosas terrazas para tomar algo o para cenar y la ambilidad de su gente.
Esas calles empedradas y ese maravilloso colorido en las fachadas de las casas dan un toque especial y bucólico a esta encantadora ciudad.
Casi todo lo que hay que ver se concentra alrededor de la Plaza Mayor, rodeada de palacios ahora convertidos en museos o hermosas casas coloniales. Por la noche tiene su encanto llena de músicos callejeros y un ambiente tranquilo y agradable.
También aquí encuentras la Iglesia Mayor de la Santísima Trinidad, uno de los templos más grandes de Cuba.
A escasos metros está el Convento de San Francisco de Asís, con su presente campanario que verás desde casi cualquier punto de la ciudad.
Tras la abolición de la esclavitud y el descalabre del negocio del azúcar, esta zona se sumió en la pobreza y esa fue su mejor excusa para preservar el aspecto que ahora tiene puesto que no había recursos para destinar a arreglar estas calles ni para construir nuevas casas. Esta ciudad se quedó detenida en el tiempo, y eso hace que hoy la disfrutemos tal y como está.
Otra curiosidad es la Casa Templo de Santería Yemallá. Encontramos una hermosa fachada azul que llamará la atención y dentro una muñeca negra vestida de azul que representa la divinidad del mar. Se trata de un reflejo de la cultura afrocubana influenciada justamente por esa época esclavista de antaño.
Son también curiosos los mercadillos y tiendas artesanales: alfarería, ganchillo, pintura, trabajos de madera, etc.
Una parada en alguna de las terrazas es casi obligada. En esta ciudad encuentras diversos restaurantes interesantes y todo huele a ambiente de vacaciones. Queda lejos lo que hasta ahora habiamos encontrado con numerosas restricciones y poca animación debido a la recien apertura post covid.
No dudamos en poder organizar una excursión en coche de caballos, romántica, hermosa, calmada y super cultural con las explicaciones de tu guía.
Con nuestro guía hicimos parada en la Casa de la Cerveza, un buen lugar donde tomarte unas cañas artesanales y picar algo.
Desde Trinidad, se llega al Valle de los Ingenios, se trata de un conjunto de instalaciones destinadas a la molienda y procesado de la caña de azúcar.
Los aristócratas del azúcar fueron los dueños de Trinidad durante los siglos XVII a XIX y marcaron el ritmo de la zona.
Visitamos la entrada al valle con nuestro guia en uno de los días. Subir al trenecito y pasear por la zona es un entretenimiento para un ratito
Más tarde, ya con coche, visitamos las ruinas del ingenio de San Isidro de los los Destiladeros y la hacienda de Manaca Iznaga que eran los top de los azucareros de la época.
Otra gran opción es visitar la playa Ancón, a unos 11 kilómetros de Trinidad. Quizá no sea tan espectacular como los cayos, pero está llena de ambiente local y buen rollito.
Un recorrido en coche por esta zona, te revelará unos paisajes llenos de plataneras, unas carreteras con sorpresas a cada kilómetro y una excelente manera de pasar las tardes.
Nuestro viaje iba a continuar por la zona de Viñales, habiamos reservado un excelente hotel a pie de playa para poder celebrar un cumpleaños especial. Nuestro sorpresa fue que nos comunicaron que lamentablemente debido al poco turismo en esta época, habían decidido no abrir y por tanto nos invitaban a buscar otra opción.
Tras un poco de dudas, decidimos irnos para los Cayos y ver qué podiamos encontrar allí, os explico en el siguiente post AQUÍ nuestra aventura por los Cayos y los errores que ni debeis cometer.
Así que a poner gasolina, y para los Cayos que nos vamos!!!
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