18 de agosto de 2018

El País Vasco francés en furgoneta 18 a 26 agosto

Este año toca salidita con "la Bicha" y será las primeras vacaciones larguitas con Martí en furgo, vamos a ver qué tal nos va y que tal le va al peque la vida furgonetera. (editado: el peque está encantado con la vida de camping furgonetera y le encanta subir y bajar de la furgo, tirarse en el césped de la parcela durante horas y poder conectar la música que dejamos a su alcance).

Nuestro destino es Iparralde (en vasco) o País Vasco Francés, situado íntegramente en Francia, en la región de Nueva Aquitania en la zona occidental de los denominados Pirineos Atlánticos.

Históricamente Iparralde, Euskadi y Navarra formaban el denominado País Vasco, llamado entonces Vasconia.

Empezamos camino haciendo alguna paradita que nos sirve para descubrir alguna zona interesante a la que volveremos en nuestro camino de vuelta. Se trata de los Mallos de Riglos en Huesca, una formaciones geológicas consistentes en una peñas de paredes verticales que alcanzan hasta 275 metros de altura.

Su peculiar forma es debida a la erosión del agua, la lluvia y el viento a lo largo de los años. Además al arcilla y el hierro les dan su color rojizo tan característico

Es un gran lugar para la escalada, para la práctica de senderismo y para parar a comer un potito después de un camino de curvas que ya nos tenía algo cansados. 

Después de esta interesante parada seguimos ruta hasta llegar a nuestro destino y campamento base: el Arena Camping situado en la población de Saint Jean de Lux en la costa del Golfo de Vizcaya en el Atlántico.


El camping está en una zona tranquila y bien situada. De hecho hay varios campings seguidos en este mismo lugar. En un primer momento pensamos en ir cambiando de lugar e ir haciendo ruta, hubiera sido también una opción genial. Nos frenó el hecho de que todos los campings exigen estancia mínima de casi una semana si vas en temporada alta, y también que valoramos el hecho de que así evitábamos mucho movimiento al peque.
Recomiendo ver opciones de acampada libre que parece bastante común por esta zona y hacer ruta sin duda si estáis unas semanitas.


Por hoy ya sólo toca instalarse, que nos pongan la pulserita para usar los servicios de piscina, parque infantil, etc Y ver un poco lo que tenemos alrededor.

Nuestro siguiente día empieza con playa, no puede ser de otra manera con las playas que tenemos justo al lado. Nos vamos a la calle inferior del camping donde está la Route des Plages y la recorremos hasta el extremo norte en dirección a la Plage de Senix que es más amplia y allí montamos paradita que nos permita disfrutar de una mañana playera. Las olas en la orilla son escasas pues es de aquellas playas donde caminas un ratito antes de que te cubra. Si que hay que vigilar si entras pues son playas con corrientes y además donde suele haber gente practicando surf. 


Después de comer nos vamos de excursioncita hacia el extremo sur de la Route des Plages donde vamos recorriendo playas.


Al final se hace una especie de delta, donde se sitúa un camping repleto de surferos que es el Inter Plages y es donde encontramos una agradable zona de césped donde poder relajarte y tomar algo en una terraza de food truck .


Ya tenemos energía renovada para bajar la empinadísima cuesta Acotz que nos lleva a otra playa desde la que podemos ver surf y sobre todo parapente.



Nuestro siguiente día empieza con un desayuno donde entran en juego los sabrosos croisants franceses, justo en el camping nos los vendían calentitos recién salidos del horno junto con baguettes a las que tampoco nos resistimos.


Decidimos hacer ruta caminando hasta San Juan de Luz, empezamos caminando por la costa donde podemos disfrutar de algún acantilado, luego por trozos de interior, nuevamente por la costa pasando por algún lugar al que decidimos volver en nuestro camino de regreso (os lo explico más adelante, no os lo perdáis)

El paseito es de aproximadamente 1 hora y media a paso normal, más o menos unos 6 kilómetros que no tienen ninguna dificultad y son agradables de hacer. 


Y así hasta llegar al pueblo propiamente dicho, con el inicio marcado por la verde colina del Parque de Sainte Barbe y el Puente con el mismo nombre.


Las vistas desde este lugar son impresionantes, por un lado el Cantábrico con sus olas chocando en roca y por otro lado las vistas de la ciudad de San Juan de Luz y su famosa y bella Playa Grande con forma de media luna y ajetreada tanto de día como por la noche.



Justamente nos dirigimos por la Promenade des Rochers, que luego se convierte en Bolulevard Thiers donde hay zona de aparcamiento para los que vais en coche. Después ya  empieza la Playa Grande y ahí las opciones de restaurantes con buenas vistas, los cuerpos al sol, las paradas de zumos de frutas, las tiendas y dos edificios que sobresalen sobre los demás que son el Gran Hotel,  de estilo neo-romántico y el Casino la Pérgola por su estilo art-decó.

Imagen de Tripadvisor


Que no os engañen, en esta foto ya estamos de vuelta del paseo, pero así veis toda la playa.

Justo al inicio de la zona de playa nos paramos a reponer fuerzas en uno de los restaurantes que hay antes de llegar al Casino la Pérgola, se trata de El Cafe de Paris. Está muy al inicio y la verdad es que fue un acierto total en cuanto a comida y el trato.


Una vez comidos, recorrido de la playa hasta su otro extremo observando bañistas y un no parar de transeúntes que recorren el paseo marítimos arriba y abajo.


Aquí se sitúa la Promenade Jaques Thibaud con una de las imágenes emblemáticas de este pueblo que son las fachadas de estas casas y su peculiaridad de estar conectadas al paseo marítimo por un puente, lo que añade más encanto.


El centro del pueblo sería la Plaza Luís XIV y desde ella salen las principales calles para recorrer esta pequeña localidad. Aquí se encuentra el Ayuntamiento y la Casa de Luis XIV, construida en 1943 por el alcalde de la ciudad, Johan de Lohobiague.


Uno de los edificios para ver está situado en la Rue Gambetta, y se trata de la Iglesia de San Juan Bautista. El exterior es bastante austero, pero el interior es realmente bonito y además la entrada es gratuita.


Ya sólo nos queda seguir callejeando por estas fabulosas calles antes de emprender el camino de vuelta, que también lo hacemos andando.


Como ya os avancé antes, habíamos visto un lugar interesante al venir, y no nos resistimos de parar a la vuelta. Se trata de una especie de chiringuito bien situado en el Chemin d'Erromardie, llamado Guinguette Erromardie que podéis ver AQUÍ


La siguiente parada es ya casi en nuestra zona, no muy lejos hay un lugar para saltos de parapente en el que puedes perder un ratito viendo como los valientes saltan al acantilado. Debe ser una maravilla probarlo alguna vez, pero no se si mi vértigo me lo permitirá.


Nos queda un bañito que nos quite la calor del camino, duchita y ya cena en la Bicha para que el peque pueda descansar y coger fuerzas para mañana.


Nuestro siguiente día empieza con algo de relax en la zona de desayunos del camping, no podemos desaprovechar estas hamacas ni las baguettes que nos ofrecen.


Hoy nuestra salida es con furgoneta, nos vamos primero hasta Soorts-Hossegor puesto que es una recomendación. Yo aprovecho para NO recomendarlo (lo siento si sois de allá, pero así os queda más sitio para vosotros ;-) )


El pueblo parece medio de mentira, como muy impostado. La playa es amplia y tiene un paseo bastante grande para poder recorrer, quizá con bicicleta sea interesante. Por el resto, no creo que sea de lo mejor de la zona, así que os dejo alguna fotito pero para mi no vale mucho la pena.



Seguimos ruta ahora para Biarritz, un estupendo pueblo costero que cada vez alcanza más fama gracias a sus espectaculares playas y por ser la protagonista del World Surf League. También la ciudad se ha ido haciendo popular puesto que los médicos de la época la consideraron una ciudad de aguas terapéuticas, convirtiéndola en importante ciudad balneario.


Lo primero que hicimos nosotros fue disfrutar de una ratito de playa. No podemos faltar a la Grande Plage, una concurrida playa justo en el centro de la ciudad y seguramente el sitio principal para ver de ésta.



Famosa desde la Belle Epoque, con limitación para los bañistas puesto que hay una parte ocupada por los surfistas y en su paseo numerosas tiendas, souvenirs, cafeterías y terrazas donde sentarse y ver el ambiente.


Nos vamos caminando hacia la zona norte para ir hasta el pequeño puerto de pescadores, lleno de restaurantes donde sirven buen pescado y marisco. 


Detrás, en un aposición privilegiada junto al paseo que une la Grande Plage con la Playa del Port Vieux está la Iglesia de Santa Eugenia. Construida en estilo neo-gótico en el 1898 y dedicada a la emperatriz Eugenia. Justo al lado hay una animada plaza llena de bares y restaurantes que conduce a una de las calles comerciales más importantes de la ciudad.


En este mismo paseo se encuentra la Roca de la Virgen, un islote que configura uno de los puntos turísticos de Biarritz. Esta roca estaba conectada ala costa por un puente de madera hasta que fue sustituido por una pasarela de hierro. En la roca se encuentra la estatua de la virgen colocada por los pescadores tras la milagrosa noche de tormenta en la que, según cuenta la leyenda, fueron salvador de naufragar. 


Otro de los lugares de interés en el Rocher du Basta, una roca unida ala costa por una pasarela. Está menso atestada que el Rocher de la Vierge y desde aquí tienes también unas vistas panorámicas del Golfo de Vizcaya


Entre estos dos preciosos lugares hay un mirador Cloche du Plateau de l'Atalaye, donde tras subir unas cuantas escaleras, tienes una formidables vistas de la costa.


Y es que Biarritz esta de cara al mar, múltiple miradores, rocas, paseos, etc te muestran su belleza dejando todo lo señorial en el interior de la ciudad.


Después de dejar el glamour y nuestra merienda a pie de furgoneta, nos vamos para el camping a disfrutar de un poco de parque y listos para cenar.


Nos despertamos con el nuevo día y decidimos aprovechar un poco el camping con el peque, habitualmente esto no lo haríamos pero con nuestro primer viaje con Martí y con el tute que lleva elegimos que sea una mañana exclusiva para él: piscina, juegos y mucho ritmo.

Aviso a navegante, no conocemos a esa señora de nada.

Después de esta mañana de relax, nos vamos a hacer una rutita caminando hasta Guéthary, un encantador pueblo pesquero donde disfrutar de pescadito y un buen vino blanco local, el txacolí.

La ruta es sencilla, planita y en ocasiones rodeada de bastante verde. Vale la pena sea andando o en bicicleta. Nuestra idea inicial era alquilar algunas bicis, pero no fue posible así que le dimos al pie.


Con vistas al mar, nada más llegar ves que se trata de un pueblecito pescador con encanto y con tradiciones como la pelota vasca, o el camino de ronda que nosotros hicimos.


Destacan los buenos restaurantes y tascas que hay. Nosotros escogimos uno de los que llaman la atención para ver la puesta de sol. Al lado del mar, por la carretera que bajaría a la playa, es el primero que encuentras, se llama Hétéroclito y AQUÍ os dejo su enlace a Tripadvisor. Está super concurrido al atardecer pero vale la pena realmente tanto por su comida como por sus vistas. Tanto fue así que ya cenamos allí y volvimos de noche al camping con la aventura que supuso ir caminando el último tramo ya a oscuras.


Nuevo día y hoy nos toca ir de ruta con la furgoneta. Un desayuno y a desmontar parada para coger a la "bicha".


Nuestra primera parada es en Hendaya, situada en la parte francesa del río de Hondarribia, frontera natural entre España y Francia. Se trata de una población bastante poblada en la época estival y no muy fácil para aparcar.


Los principales puntos de interés son la Playa de Ondarraitz y el Bulevar la Mer. A escasos kilómetros de la población se encuentra el Castillo Abbadia, sin duda lo mejor que ver en la población.

Imagen obtenida Google

Llega el momento de comer y de irnos a la otra parte del río, pasando al lado de España. Es el turno de Hondarribia o también conocida como Fuenterrabía, su nombre hasta la década de los 80. El significado es vado de arena. 
Situada en la Bahía de Txingudi, ofrece opciones para todos los gustos : pasear por la ciudad, compras, actividades acuáticas.


Subimos primero al Parador de la ciudad la intención era tomas algo y también aparcar por ahí. No fue posible y acabamos aparcando cerca del puerto.
La ciudad es realmente preciosa, entramos al casco viejo por una de las antiguas puertas de la ciudad y empezamos ya  a ver sus preciosas y decoradas fachadas.


Pasando por la calle mayor y la Iglesia de Santa Ana llegamos a una impresionante plaza llamada la Plaza de las Armas. Aquí se encuentra la oficina de turismo por si queréis mirar cualquier tema. También está el Castillo de Carlos V ahora convertido en un parador.



En la parte descubierta de la plaza, hay unas buenas vistas de la Bahía de Txingudi.


Dentro del parador hay una cafetería donde poder tomar algo, en nuestro caso optamos por hacerlo fuera puesto que hacía un día genial.


Otro de los rincones bonitos de Hondarribia es la Plaza de Gipuzcoa, situada en el casco antiguo. Adoquinada y construida en el siglo pasado siguiendo las directrices de la arquitectura tradicional vasca y así poder mantener la armonía con el entorno.


La verdad es que todas las calles del casco antiguo de Hondarribia son una delicia. Denda Kalea, San Nicolas, Harategi e ir perdiéndote por todas ellas sin mucho rumbo.


Vamos bajando de la zona del casco antiguo para dirigirnos primeros a la parte "moderna" de la ciudad y de ahí ir hacia el Barrio de la Marina.


Se trata del barrio situado junto al antiguo puerto y lugar donde vivían antiguamente los pescadores. Alrededor de las calles Santiago y San Pedro, se concentran las bonitas casas de fachadas blancas y balcones verdes, rojo o azules.


En los bajos hay numerosos bares y restaurantes y es una buena zona para ir a hacer pinchos.


Ya sólo queda volver al camping después del tapeo y descansar para preparar pilas para el siguiente día donde volvemos a visitar Biarritz y aprovechamos para hacer algunas compras antes de iniciar el camino de vuelta.

Nuestro día de vuelta lo hacemos siguiendo algunos pueblos de interior, entre ellos el que paramos para comer y disfrutar es Ainhoa. Se trata de un pueblecito de interior, no muy grande, pero sí con mucho encanto.

Su creación estuvo ligada con ser lugar para dar servicio a los peregrinos del Camino de Santiago (si quieres saber más sobre el Camino de Santiago te recomiendo mis post con toda la ruta y detalles que puedes ver AQUÍ)

Para ver el pueblo se puede empezar visitando la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y su Cementerio. Construida en el siglo XIII, con diferentes ampliaciones y modificaciones.




Su peculiaridad es el cementerio adjunto y tiene estelas discoidales adornadas de cruces celtas de tres o cuatro punta, figuras geométricas, sales y detalle de los oficios de los difuntos.


Justo detrás está el frontón, construido en 1849. Se trata de un lugar donde además de celebrar fiestas y reunirse, se juega al conocido deporte de la pelota vasca. Justo travesando, hay algún restaurante con una estupenda terraza que nos sirvió para hacer una excelente comida con mucho relax.



Ahora sí que estamos listos para recorrer la calle principal hasta el final. Admirando sus preciosas fachadas, la limpieza y cuidado de las calles.


Grandes caseríos de estilo vasco con tejados a dos aguas y fachadas blancas con entramados de madera. Sus puertas, ventanas y contraventanas están pintadas de colores vivos, sobre todo dominando el rojo.
En muchas ocasiones colocan grandes piedras en las esquinas y alrededor de ventanas y puertas.


Ya sólo nos queda volver a por la "bicha" y continuar ruta hacia los Mallos de Riglos en Huesca .


Como os expliqué al inicio de este post, descubrimos los Mallos de Riglos (Huesca) por casualidad en nuestro trayecto de inicio de viaje. Ya entonces pensamos que sería una buena opción no hacer la vuelta en el mismo día, así evitábamos el cansancio del peque y algún mareo que sufrió.
Llegamos al camping municipal bien atardecido y ya sólo nos dio tiempo a resguardarnos del tremendo viento que hacía y montar la furgoneta para cenar y dormir.

Al día siguiente la cosa promete mucho más. Visitamos el pueblo que además anoche estuvo ce fiesta, con lo que nos encontramos con algún despistado que sigue de juerga, algunos ya durmiendo y otros que seguían la noche...muy divertido.



Puesto que tenemos tiempo y el día sigue acompañando, nos vamos hacia el río que atraviesa la zona para poder alargar la excursión y además la excusa perfecta para encontrarnos con unas pocas primeras veces: la primera vez que Martí ve un caballo real, la primera vez que Martí come moras del bosque...



...y la primera vez que Martí practica el tiro al agua de piedras para ver si botan.



Después de esta excursión, bien nos hemos ganado una cargadita comida en el restaurante del propio camping. Muy recomendable y si hubiera hecho más calor creo que hasta nos habríamos animado con un bañito piscinero.


Ya sólo queda continuar ruta para casa, y dejar que el buen sabor de boca de este viaje no se nos olvide en tiempo. Una zona donde sin duda seguro que volveremos con la furgo.

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