Qué ver en mi segundo día en San Petersburgo

Nuestro día empieza con un free tour que nos lleva por algunos sitios interesantes de la ciudad y que además nos explica algunas anécdotas. 

Sabéis que soy bastante amante de los free tour, de la empresa Sandermans que siempre miro si hay en la ciudad que voy a visitar, o de cualquiera de las opciones que ofrezca el destino. En este caso no resultó ser el mejor tour guiado que he hecho puesto que la guía no me pareció muy abierta a explicaciones más allá de las imprescindibles. 

Vamos hacia nuestro punto de encuentro pasando ya por algunas maravillas de la ciudad como sería el Palacio Beloselski situado en la famosa Avenida Nevsky Prospect que ya comenté en el post anterior (AQUÍ)

También pasamos por el famosísimo Museo Fabergé. Un palacio del siglo XVIII que alberga una impresionante colección de la joya favorita de los zares: los Huevos Fabergé.

El joyero Peter Carl Fabergé (San Petersburgo 1846- Lausana Suiza 1920) es el joyero más emblemático de Rusia y creador de estos divertidos y carísimos huevos. Desde 1885 trabajó para la corte imperial rusa de los Rumánov, aunque su fama hacia que también produjera algunas joyas para otras realezas europeas.

Imagen obtenida en Google

Nuestra primera parada seria es la famosa Pastelería de la calle Nevsky (Elissevsky), con auténticas obras de arte comestibles y diversos productos gourmet de los que no pudimos evitar hacer acopio para casa, familiares, y para disfrutar ya en nuestro viaje.

Nos vamos para la zona del Campo de Marte, parque que lleva el nombre del dios romano de la guerra. Aquí además de poder disfrutar de fuentes, mucho verde y mucho aire, hay diversas esculturas y diversos edificios de interés. También está muy cercano al Jardín de Verano, conocido como la residencia de verano de Pedro el Grande, el primer emperador de Rusia.

Pasear por este parque con sol es una gozada, supongo que en invierno debe tener un aspecto absolutamente diferente.

Inicialmente era un pantano, el campo fue utilizado para desfiles militares y celebraciones varias. La segunda esposa de Pedro el Grande, Catalina I de Rusia, comenzó a refinar el parque poniendo césped, delimitando zonas, añadiendo fuentes.

En las cercanías se construyeron también algunos cuarteles puesto que era un parque que tenía en su inicio uso militar, y de ahí le viene el nombre que lo relaciona con el dios de la guerra.

En el siglo XX se decidió establecer aquí la necrópolis para las víctimas de la Revolución de Febrero, la Revolución de Octubre e incluso la Guerra Civil Rusa. Fue lugar de enterramiento hasta 1933 y durante ese tiempo se denominó Plaza de las Víctimas de la Revolución.

Dentro de esta mismo parque también está el Palacio de Mármol sorprende por su lujo, la magnificencia de los interiores y la belleza de la decoración escultórica y pictórica.

Vemos también el Castillo de San Miguel o también conocido como Castillo de los Ingenieros, en el centro de la ciudad, fue también una antigua residencia real.

Al otro lado del río Neva, cruzando por el Puente del Palacio y el Puente Birzhevoy se llega a otro de los monumentos importantes de la ciudad, la Fortaleza de San Pedro y San Pablo. Se construyó en 1703 sobre la isla Záyachi que sería la más pequeña de la ciudad.

Un complejo que alberga desde una antigua prisión que fue la más importante de Rusia hasta 1918, al Museo de Astronáutica y Cohetes con históricas lanzaderas espaciales como la Vostok y Soyuz o la Catedral de San Pedro y San Pablo donde están enterrados los zares desde Pedro I el Grande hasta Nicolás II y su familia, incluida la super famosa Anastasia.

Justo a esta orilla del río encontramos una playa artificial con unas estupendas vistas del Hermitage, que será nuestro siguiente destino.

Camino al Hermitage nos paramos a probar un café ruso y dejar que la lluvia nos caiga en compañía.

Ahora si nos vamos ya hacia el Museo Hermitage, el más importante de la ciudad y uno de los que gozan de más fama a nivel europeo gracias a su impresionante colección de antigüedades y su pinacoteca.

El día que está cerrado es el lunes, tienen varios tipos de entrada en función de lo que quieras visitar (el museo es enorme, puedes estar un día entero en él si quieres verlo todo) que van de 300 rublos a 700 rublos en temporada alta. El primer jueves de mes es gratis pero ahí tienes que ir bien preparado para la cola. Para sacar la entrada hay unas máquinas en el patio junto a la puerta de la entrada, es mucho más rápido que ir a las taquillas.

Consta de seis edificios siendo el más importante el Palacio de Invierno, residencia oficial de los antiguos zares. El resto sería el Palacio Menchikov, el Edificio del Estado Mayor y un recinto para almacenamiento abierto.

Inicialmente se formó con la colección privada que fueron adquiriendo los zares durante varios siglos, pero no fue hasta 1917 que ser declaró Museo Estatal

Os recomendaría centraros en aquello que realmente queréis ver. Otra buena opción es coger una visita guiada en tu idioma que duran sobre 2.5 horas y te explica y lleva a los puntos principales y así luego tu puedes emplear el resto de las horas que quieras en ver otras cosas o profundizar en algo que no has tenido tiempo antes.

Si el interior es una gozada, el exterior no tiene nada que desmerezca con la impresionante Plaza de Palacio. 

Esta gran plaza une la Avenida Nevsky con el Puente de Palacio que lleva a la isla Vasilievsky y es la plaza central de San Petersburgo y del antiguo imperio ruso.

Escenario de importantes acontecimientos de importancia mundial como el Domingo Sangriento en 1905 y la Revolución de Octubre en 1917.

Esta impresionante plaza alberga edificios tan importantes como el Palacio de Invierno (Museo Hermitage), el Edificio del Estado Mayor, una construcción ocre en forma de arco y estilo Imperio en cuyo centro se ubica un arco de triunfo doble coronado con una cuadriga romana, y el Cuartel del Cuerpo de Guardias.

En mitad de la plaza se ubica la Columna de Alejandro construida entre 1837-1843. Una inmensa columna de granito rojo de 47.5 metros de altura y 600 toneladas de peso que se encuentra  tan bien asentada que no necesita estar unida a su base.