14 de enero de 2017

Ruta por Bélgica: Bruselas

Bruselas

Esta vez Vueling nos trae de Barcelona a Bruselas. La idea era tener como base de operaciones un apartamento en Gante y desde ahí movernos en tren. No alquilamos coche puesto que miramos el precio de devolverlo en la vecina Holanda, para donde iríamos a continuación, y nos pareció algo exagerado. Además, las opciones para moverte en tren son muchas, rápidas, puntuales y nada caras si tienes en cuenta la calidad que ofrecen.

Desde el aeropuerto de Bruselas hay dos opciones económicas para llegar al centro: tomar el tren hasta la estación central (unos 8,6€ y unos 20 minutos); o tomar el bus 12 (menos paradas) o 21 hasta la parada Schuman que sería justo delante del Parlamento Europeo, o bien llegar a la parada de Place Luxemburgo y ahí cambiar al bus 95 hasta la Grand Place (ojo, no es la misma parada sino un poco más adelante y cruzando la calle). El precio en esta ocasión es de 4,40€ y unos 30 minutos.

Nosotros seguimos esta última opción puesto que no íbamos a pasar mucho tiempo en Bruselas y queríamos aprovechar para ver el centro. Otro inconveniente con el que no contábamos, era la inexistencia de taquillas para dejar las maletas en la estación. Al parecer, debido a los atentados de hace un año, en Bruselas ya no es posible dejar en consigna las maletas (sí que se puede en Gante o en Brujas).

La primera parada fue la Grand Place, antigua plaza de mercado, bordeada por impresionantes fachadas de casas que en otra época fueron casas gremiales.


Una de las maravillas de la plaza es el actual Ayuntamiento, el Hôtel de Ville, obra maestra del gótico en Flandes. Existe visita guiada en inglés por 3€ para la que es necesario reserva previa


Pero no es el único edificio singular, sino que toda la plaza cuenta con grandes obras arquitectónicas a las que merece la pena dedicarles un rato.


Puesto que era la hora de comer, y puesto que estaba lloviendo y no nos queríamos alejar mucho, nos decidimos por un restaurante cercano: la Brasserie de la Ville en Rue des Chepeliers, 14. 
Dentro de la carta teníamos para elegir dos de los platos que habíamos visto que eran típicos, así que la elección fue rápida: un stoemp para David (puré de patatas con verduras y servido con salchichas con salsa);  y un carbonnade flamande para mi (carne de ternera cocinada con cerveza, zanahoria y algunas hierbas aromáticas).
Dentro de los restaurantes de Bélgica encontramos que, en comparación, la bebida es bastante más cara que el resto. Por ejemplo, en un menú de 15€, la bebida que no está incluida, puede costar sobre 2,50€ un agua pequeña, lo mismo una caña pequeña y unos 4€ una caña que para nosotros sería la normal y aquí es media.

Después de esta comida, toca hacer ruta. Volvemos a la Grand Place donde aprovechamos para sacar unas fotos del Ayuntamiento y nos vamos para la calle Charles Buls, bastante comercial y turística. Ahí se empiezan a ver las tiendas de chocolates tradicionales belgas, tiendas de las múltiples cervezas del país, souvenirs del famoso Manneken Pis, paraditas de humeantes y olorosos gofres, etc.


Haciendo esquina con la Rue du Chêne se encuentra la pequeña estatua del Manneken Pis, un símbolo nacional algo surrealista. Muy a menudo se viste con diversas indumentarias según la época, y así pasaba el día que lo visitamos.


Para los que estén interesados en el simbolario, indicaros que posee una hermana en cuclillas llamada Jeanneke Pis y también un perro con la pata levantada llamado Zinneze. No son tan famosos y además no están justamente al lado, por lo tanto hay que desplazarse si uno quiere ver el trío al completo.

Nuestra ruta prosigue por la calle Grands Carmes (justo a la derecha de la estatua, ojo con las calles pues van cambiando de nombre), hasta la Rue du Marché au Charbon por donde se pasa por la Iglesia de Notre-Dame du Bon-Secours a la que podéis entrar.



Una vez acabada la visita se continua andando hasta el Bulevar Anspach, donde se gira a la derecha y se camina por esta comercial y animada calle. A la altura de Rue des Riches Claires se gira a la izquierda y se ve una antigua iglesia, donde se coge a la derecha por Rue de la Grande Île. Hay un pasaje a la izquierda que lleva a la parte trasera de la iglesia con unas bonitas vistas al River Senne. De ahí se recula hasta Plaza St Géry donde encontramos una placa que muestra el origen de la ciudad.


Se camina a lo largo de Rue du Pont de la Carpe hasta llegar a la altura de Rue Antoine Dandaert, con restaurantes y tiendas de moda.

A posteriori se gira a la derecha por Rue Du Vieux Marchévaux Grains. Se continua hasta llegar a la Plaza Sta. Catherine y se continua hasta pasar por Tour Noire, parte de las primeras murallas de la ciudad.


Se vuelve al Bulevart Anspach y se cruza por Rue de l' Evêque hasta la plaza de la Monnaie donde está el Theâtre Royal de la Monnaie.

De ahí ya sólo queda girar a la derecha por Rue des Fripiers y a la izquierda en Rue Grétry donde estaría la Jeanneke Pis.

De ahí nos vamos a la estación central donde comprobamos la puntualidad y la asiduidad de los trenes belgas. Los tickets se compran en la propia estación (hay unas máquinas expendedoras que son súper sencillas) y en este caso el trayecto hasta Gante es de 9€ por persona (en segunda, que está más que bien) y dura sobre media hora.

No hay comentarios:

Publicar un comentario