1 de abril de 2011

Escapada a Bucarest

Las compañías low cost tienen ese peligro: que mires cuando y donde hay vuelo barato y que en función de eso elijas el destino.

Esto es lo que nos lleva a elegir visitar Bucarest con Wizz Air para irnos a celebrar el cumpleaños de Carlos.

Si empiezas a leer sobre la ciudad, lo sucia que muchos a consideran, su polvo por todos lados, calles levantadas y demás piropos tradicionales, lo más seguro es que decidas no ir. Pero yo creo que es una ciudad para visitar, es como aquellas amigas que sabes que no será tu consejera para toda la vida, con quién quedarás a todas horas, pero sin embargo es una colega para una juerga de fin de semana.     


Llegamos ya de noche al aeropuerto y cogemos el bus exprés que te lleva al  centro. De hecho hay dos buses para que puedas desplazarte de manera económica: el 783 que finaliza en Piata Unirii y el 780 en Gara de Nord.

Nuestro hotel está realmente cerca de la zona centro histórico que es por donde vamos a movernos buena parte del tiempo. Se trata el Hotel Central, una buena opción que reservamos por Booking.


Lo primero que hacemos es salir pitando a los bares cercanos del centro histórico o Barrio Lipscani. Todas estas callejuelas las pillamos levantadas, absolutamente con tierra y con piedras y vallas por todos lados. La zona está haciendo un gran esfuerzo por reconstruirse y por devenir un reclamo turístico de la ciudad  para competir con otras ciudades mucho más turísticas del país.

Nos dedicamos a visitar algunas de estar tabernas estilo pub irlandés, probar sus cervezas que son buenas y variadas y después su comida que ya empezamos a ver que nos va a gustar. Una cosa que está muy bien es lo económico que es comer y beber en esta ciudad.



Al día siguiente empieza nuestra ruta por la ciudad, empezamos a visitar sus calles en dirección al Parlamento


Pasamos por el río Dâmbovita que desaparece debajo de la plaza Piata Unirii.


Llegamos al Boulevart Unirii donde al fondo se vea gran estrella de la ciudad, el Parlamento.


Se trata del edificio civil más grande del mundo. Una gigantesca mole concebida para albergara sede del poder político y administrativo de la dictadura de Ceausescu y que hoy luce como símbolo de la ciudad.


Se puede visitar el interior, existes visitas guiadas desde las 09:00 a las 17:00 horas (marzo-octubre) o de 10:00 a 16:00 (noviembre-febrero)


Si vemos el edificio en su contexto donde la sexta parte de Bucarest fue arrasada para su construcción, donde el edificio se antepuso al hambre y la penuria del pueblo, pues no deja de ser algo loquísimo.


Pasillos de mármol, piezas de oro, lujosas estancias y salas para usos diversos como teatro!


En los 80 cuando se iluminaba utilizaba en apenas 4 horas el total de suministro eléctrico de todo Bucarest, mientras el pueblo tenía que ahorrar para poder sobrevivir.


Pasamos a la maravillosa terraza donde podemos disfrutar de unas espectaculares vistas.


De ahí pasamos a la parte subterránea, donde continúan algunos símbolos que recuerdan los inicios de este edificio.


Nos toca comer y eso en este país es fácil, bueno y baratísimo de hacer. Puestos ambulantes que no probamos puesto que nos apetece sentarnos con una buena cerveza.



Probamos el mititei, que es una salchicha rumana hecha con carne picada que se fríe sin aceite y como acompañamiento va la mamaliga que es una guarnición hecha de harina y sémola de maíz.

Callejeamos algo mas hasta encontrar un sitio donde tomar un café y coger algo de fuerzas.


Visitamos una de las joyas de la ciudad, la Iglesia de Sfantul Anton, un ejemplo de templo ortodoxo que se puede visitar por dentro.



Seguimos hacia el centro, que podría ser el centro de cualquier ciudad europea, o casi mundial donde todo es igual y donde hay las mismas tiendas de siempre. Ya después toca una parada cervecera.



Seguimos de ruta visitando el monasterio de Stavrolopeos al que se puede entrar de manera gratuita y donde vale la pena hacerlo.


Seguimos callejeando por el centro de la ciudad, ahora sin un rumbo muy preciso. Pasando por el Pasaje Macca Vilacrosse, un precioso pasaje abovedado repleto de bares y restaurantes.


Pasamos por el Palacio CEC, sede del banco de ahorros nacional. Construido en 1900 está situado en el centro de Bucarest, en la Calea Victoriei frente al museo nacional de historia. No se puede entrar pero visitarlo por fuera merece al pena y verlo iluminado por la noche también.


Para cerrar el tema iglesias accedemos a la Iglesia ortodoxa de San Nicolás o de los estudiantes. Financiada por el zar ruso, es la imagen ortodoxa de templo más común. El interior bien merece una visita.


Pasamos por el Teatro Nacional donde hay unas divertidas figuras que representan a los dramaturgos y sus obras más especiales. Construido en 1970 puesto que el anterior fue bombardeado en 1944. Bastante grande, con una capacidad para 2880 personas



Probamos el tranvía y acabamos el día cenando y tomando unos vinillos locales.



Empezamos nuevo día con la intención de ver algo más de ciudad, empezamos como siempre callejeando y dejándonos llevar.


Y cogemos transporte urbano para llegar al Ateneo rumano, uno de los edificios más hermosos de la ciudad donde se realizan conciertos.


Forma parte del Patrimonio Europeo desde 2007 y tiene un estilo neoclásico donde además destaca su forma circular.

La entrada es en el lateral derecho, una pequeña puerta de madera.


Toca celebrar el cumpleaños de Carlos, y el mejor sitio para hacerlo es el restaurante Caru'Cu Bere, todo el mundo te lo recomendará como el mejor restaurante de la ciudad y el precio es impresionante pues puedes comer muy bien por 15 euros por persona.


Además de ser restaurante, fue la primera cervecería de la ciudad. Abierta en 1879 y decorada en estilo neogótico.


Por dentro es preciosa, recuerda a una iglesia de madera con bonitos decorados.


Ya sólo nos queda soplar las velas y desear seguir acompañando a estos geniales amigos-familia en muchas aventuras más, son unos estupendos compañeros de ratitos de vida.


La aventura ha acabado. Puedo decir que la ciudad me ha gustado, que no tiene nada que ver con la imagen sucia y cero interesante que se da de ella. Seguramente hay muchas otras ciudades para ir, pero Bucarest, bien  merece una escapadita.



No hay comentarios:

Publicar un comentario