25 de abril de 2015

Semana 4 y 5 Camino Santiago: de León a Santiago de Compostela

Empiezo un año más donde acabé hace ya unos meses, esta vez el inicio es en León y, por primera vez, llego en tren desde Barcelona a una hora decente, con albergue disponible para mi!!!



Este año es un Camino diferente, algo difícil por como ha sido mi año, complicado porque llega el final puesto que este año llegaré a Santiago. Ya este primer día pienso que no quiero que se acabe. ¿Qué tendrá el Camino? Te duelen los pies, madrugas, no paras de caminar, pasas calor en ocasiones y otras la lluvia te cae encima...y sin embargo, esto engancha tanto!! A mi me tiene enganchada al 100% y por eso no quiero que acabe, porque aunque hay otras rutas por hacer, otros Caminos para llegar a Santiago, este siempre tendrá algo especial, algo que sin querer decirlo por escéptica, lo definiría como algo mágico, algo tan mio. Lo he disfrutado tanto durante estos años, que no quiero dejar de hacerlo, que alejaría Santiago unos 800 kilómetros más para saber que no voy a llegar en esta ocasión.
También este año es un Camino muy emotivo, distinto al final que pensé darle cuando lo comencé. Todo cambia, como el propio Camino, por muy tópico que parezca, es así y en ocasiones se nos muestra de una manera clara, crudamente clara.

Puesto que he llegado pronto, aprovecho para instalarme en el Albergue del Monasterio de las Benedictinas, con unas instalaciones correctas, restaurante y comedor común con cocina.


Mi primera tarde la dedico a volver a pasear por León y homenajearme con alguna de sus sabrosas tapas y un vinito. Al día siguiente toca caminar y empezar la ruta, así que ya puedo darme estos caprichos hoy.


De León a Hospital de Órbigo (38 km)

La etapa no tiene mucho a destacar, el Camino continua siendo en buena parte por el lateral de la carretera N120 y la salida de de la ciudad se hace en buena parte por el polígono, aunque antes de eso nos deja alguna que otra imagen a destacar.


Una vez atraviesas la población de Virgen del Camino (y una vez visitada su iglesia), tienes la opción de seguir por el trazado más histórico o por un desvío del que no os puedo hablar puesto que yo tomé el primero.


En este tramo me encuentro con otro de los Amigos del Camino, Agapito, que tiene una parada montada en la calle donde ofrece, de manera gratuita, galletas, caramelos y frutos secos a los peregrinos que pasan y a quien les desea Buen Camino.


Decido seguir hasta Hospital de Órbigo, estoy fresca y con ganas de seguir caminando.La opción ha sido un acierto puesto que llego al Albergue San Miguel, muy tranquilo, con unas instalacio nes super cuidadas, una zona para que puedas relajarte pintando o bien mirando los lienzos de otros, muchos libros de lectura y unos propietarios encantadores (una familia venezolana, que dejó todo en su país puesto que la situación política casi les obligaba, y se fue al Camino para encontrar una armonía que, espero, hayan conseguido.


Una cosa que no me gustó nada de este pueblo es que a la entrada, en lugar de seguir el curso más natural que sería seguir por su calle principal (que es la calle donde está el albergue que menciono) te indicaban para dar una vuelta donde me dio la sensación que el objetivo era pasar por otros albergues. Tal fue el tema que yo en principio quería ir al Albergue Verde, puesto que me habían hablado de sus prácticas de ioga y me parecía una buena idea, pero al ver este tema del desvío, cambié de albergue y no me parece que fuese una mala elección.


En Hospital de Órbigo se reúnen las dos opciones de ruta que teníamos durante la jornada, por tanto suele ser un buen sitio para reencontrarse con gente. El pueblo destaca por su puente que pasamos a la entrada y donde se celebran varias fiestas locales.

Aprovecho y os dejo aquí un escrito que me gustó y por eso comparto con vosotros, son frases sabidas, pero no por eso, menos necesarias de recordar.



De Hospital de Órbigo a Santa Catalina de Somoza (27 km)

A la salida de Hospital de Órbigo, vuelve a bifurcarse el Camino y, en este caso, ya he conseguido desconectar tanto que no quiero volver a caminar por el lado de la carretera. La opción elegida es por sendero, que seria el Camino antiguo y que es girando a la derecha a la salida del pueblo y esquivando así la N120.


Se trata de un camino con arbustos, encinas, castaños, robles por el que se va ascendiendo levemente y bajando algo en ocasiones. Es muy agradable y después de tanta carretera, es una gozada poder notar las sombras, el viento y el bonito paisaje. En ocasiones vas encontrado marcas que se dejan en el Camino, otros tramos con bastante piedra que hacen que te alegres de llevar el calzado adecuado, otras encuentras senderos que parecen interminables; pero todo este tramo lo disfruto sin ninguna duda.



Una vez llegas a Astorga, no hay que perderse el centro de la ciudad, visitar su catedral (en mi caso por desgracia la pillé cerrada), recorrer las calles llenas de tiendas de deliciosos mantecados, chocolates y embutidos típicos y dejarse llevar por un ambiente agradable.



Muchos peregrinos montan las etapas para que coincida el poder quedarse en Astorga a dormir, hay bastante oferta de albergues y es verdad que la ciudad tiene mucho para ver. Además te permitiría probar una de las comidas típicas de la zona que es el cocido maragato. No era mi caso así que, después de un buen desayuno, continué la marcha.

Imagen obtenida de Google
El camino que sigue es un rato al lado de carretera, y otra parte por sendero de monte pero en recta casi interminable.
No sabía si incluir el siguiente tema dentro del blog, por aquello de que no se piense que es algo común, pero puesto que fue la vivencia que tuve, os lo cuento.
Este día mi madre, en primera instancia, me dijo que en las noticias hablaban de una peregrina desaparecida, que tuviese cuidado, que caminase acompañada, etc. Una piensa que son cosas de madres, pero la realidad fue que empezaron a llegar muchos mensajes de amigos, compañeros de trabajo, etc,. Luego cada vez había más coches de Guerdia Civil parados por tramos del Camino, helicópteros que buscaban a la chica que había desaparecido justo dejando Astorga hacia sólo unos días. En cada parada en albergue o en bar para tomar algo, al verme caminar sola, me decían lo de poner más precaución y, la verdad, seguí los consejos y empecé a caminar acompañada, o detrás de parejas o grupos.
La verdad es que un año más tarde se supo de esa chica, y el resultado no fue bueno. Al Camino van miles de personas, todo lo que siempre he recibido a sido buen trato y ayuda. Pero como en todos sitios, siempre puede existir algún indeseable que mancha la normalidad de las cosas.
Dejo sólo este comentario para quién deba tenerlo en cuenta, pero decir que caminar realmente sola, es muy difícil en casi todos los kilómetros de St Jean a Santiago y que conocer gente para poder ir compartiendo tramos, sería lo más habitual.

Finalmente llego a Santa Catalina de Somoza, al Albergue El Caminante, bastante básico en las habitaciones, pero con un restaurante de buena comida casera y una amable señora que vuelve a preocuparse de que no camine sola.



De  Santa Catalina de Somoza a El Acebo ( 28 km) 
El día de hoy está lleno de emociones, desde la preocupación sobre la chica americana desaparecida, el mirar de ir caminando siempre cerca de otros peregrinos en unas zonas donde no hay demasiados y el llegar a uno de los puntos emocionantes de esta ruta, que luego os cuento como fue.
El Camino es bastante recto a la salida de Sta Catalina de Somoza, va pasando por algunos bosques, algunas rectas más despejadas, algo de carretera.


Se van pasando por diversos pequeños pueblos, siguiendo el Camino que en ocasiones es recto, otras se va subiendo por paisajes pedregosos, otras verdes prados.



Voy subiendo hasta la población de Foncebadón, que parece que esté a medio construir y que tiene un bar casi a las afueras donde reponer fuerzas con un buen bocadillo y algo para beber. El local es pequeño, tiene una pequeña tienda donde comprar algo para llevar y también bastantes souvenirs sobre el Camino, una chimenea que sirve para enganchar algunos recuerdos de la gente que ha pasado por ahí y que le da un toque con encanto.


Ese encanto se rompe cuando decenas de personas llegadas en bus, irrumpen en el local pidiendo algo para beber, hablando demasiado fuerte para mi gusto y que luego marchan como si de un tornado se hubiese tratado. Son los caminantes alternativos: gente que hace el Camino en bus, organizado por agencias que se encargan de todo y que le llevan para que caminen algunos metros hasta llegar a algún punto mítico del Camino y allí volver a recogerles en bus para ser llevados hasta el siguiente punto. Me parece una opción buena para gente que no pueda caminar mucho, pero demasiado lejana de lo que sería hacer el Camino y en ocasiones  algo molesta cuando llegas a algún restaurante y está ocupado todo por estos grupos y a ti te toca caminar nuevamente para encontrar otro sitio para comer, o cuando el silencio que te ha acompañado durante todo el recorrido ser rompe con voces y ruidos a los que no recibes con mucho gusto en esos momentos.


Por un sendero que va ascendiendo, llego a la Cruz de Ferro, que sería el punto más alto del Camino Francés. Formada por un poste de madera de unos cinco metros de alto y coronado por una cruz de hierro. En ella se ha ido formando un montículo puesto que existe la tradición de lanzar una piedra de espaldas a la cruz para simbolizar que se ha dejado atrás el puerto. También se dice que simboliza el dejar atrás las cargas que uno pueda llevar y el tener un perdón por ellas. Quizá por ese motivo, múltiples recordatorios, ofrendas, escritos, fotos, etc se acumulan también en esta cruz.
He contado ya en alguna ocasión que tengo poco de religiosa-creyente, o quizá matizando sería de creer en todo lo que la religión, cristiana u otra, nos dice o como se interpreta.
Sin embargo, creo en las emociones, en los momentos, en las personas, en los sentimientos. Y subiendo a la cruz pensaba en todo ello, en mis aciertos y también (sobretodo) en mis errores. Más que en perdones ajenos, era en la aceptación propia y en el conocimiento sobre los lados oscuros de uno mismo que complementan el total de lo que somos. Me emocioné, los pensamientos, la tensión de los meses pasados, puede soltar una carga que no esperaba y que no iba concienciada para que eso pasará.


Se continua por un sendero que nos deja ver el fondo del valle y por el que se va bajando con las vistas de Ponferrada en el horizonte. El paisaje es duro pero bonito y se nota que ya estamos cerca de las tierras del Bierzo.


Una pedregosa y dura bajada bastante abrupta sigue hasta llegar a El Acebo donde me quedo a dormir en el Albergue Parroquial Apóstol Santiago que se encuentra al final de la senda Real, enfrente de la iglesia. El albergue está bien cuidado y las habitaciones son cómodas.


Sobretodo tenemos la suerte de que el hospitalero, Miguel, nos anima a preparar la cena comunitaria y nos juntamos un grupo que tenemos ganas de divertirnos, cosa a la que también ayuda el vino que Miguel va sacando. Nuestro peculiar hospitalero, que parece tener ganas de encontrar mujer y orujo, nos lleva al bar del pueblo y nos anima a probar el traje de templario ... ¿adivinad quien acaba disfrazada?


Finalmente y entre risas, todos los peregrinos decidimos que la mañana será dura si seguimos con orujo y vino, así que nos vamos al albergue para descansar. Antes hemos podido conocernos algo más y, como siempre pasa, explicarnos los motivos de nuestro propio Camino, unos simple ocio y otros por temas más serios. Marie France de Francia, Federico el chico bombero italiano y Ülle de Finlandia y otros peregrinos que nos iremos viendo en los próximos días.

De El Acebo a Pieros (35,5 km)
A la salida de El Acebo mirar de no equivocaros para evitar caminar por carretera, la mejor opción es atravesar el valle del arroyo Prado Mangas, que tiene unos caminos con excelentes vistas. Para hacerlo así, nada más salir del pueblo, estar atentos a las señales que os desvían a la izquierda.


Salimos juntos Marie France, Federico y yo hasta llegar a Ponferrada, donde hacemos alguna visita al Castillo que es gratuito para los peregrinos los miércoles, comemos algo juntos y luego cada uno continua con su propio trayecto puesto que en mi caso dispongo de más días para llegar a Santiago y quiero hacerlo con calma.


La salida de Ponferrada no tiene unas vistas tan bonitas como el tramo anterior puesto que hay carretera en muchos momentos. Vas pasando por pequeñas poblaciones y se empieza a ver el paisaje de zona de vinos que nos va a acompañar por esta zona.


 Llegando a Cacabelos, por la calle de los Peregrinos y aprovechando para hacer una parada y probar el vino de la zona, se continua luego por extensiones de viñedos y bodegas hasta alcanzar la población de Pieros.


La idea inicial era quedarme en Cacabelos, puesto que es una población más grande, pero el albergue parroquial estaba cerrado, otro en obras, y algunos llenos.


Pieros es minúsculo y tiene un bonito albergue con zona de meditación, cocina, amplias habitaciones y una terraza para poder leer al sol, así que en eso pasé la tarde en el Albergue El Serbal y la Luna, hasta la hora de la cena comunitaria basada en productos vegetarianos que los mimos propietarios nos prepararon y que estaba realmente exquisita.
Por fin ha vuelto la magia del Camino, la tranquilidad, la desconexión y el encuentro con una misma.


De Pieros a Vega de Valcarce ( 21,2 km)
El primer tramo del Camino, es entre viñedos, muy calmado y con bonitas vistas. Llego a Vilafranca del Bierzo donde aprovecho para un café y para descubrir que, nuevamente, en esta zona resulta difícil encontrar alguna iglesia abierta (me llama enormemente la atención, sobretodo siendo un Camino religioso)


Nuevamente se bifurca el Camino y existen dos opciones para llegar a Trabadelo, en mi caso opté por la que es al lado del río Valcarce, puesto que me pareció que tenía que ser más bonita...en este caso me equivoqué.


Esta ruta es todo el tiempo al lado del río pero también de la carretera y donde vas caminando por asfalto. En mi caso eso equivale a tener dolor en las plantas de los pies, y eso me pasó factura hasta el punto de no poder llegar a O'Cebreiro que era la opción inicial. Yo no supe ver la entrada al otro Camino, que según entendí era justo a la salida de Vilafranca del Bierzo.
A partir de Trabadelo, la ruta es la misma que yo ya estaba recorriendo, por lo tanto continuo por asfalto, al lado de carretera y un monótono paisaje sin nada para remarcar.
Me voy cruzando con gente, aunque no mucha. Una pareja mexicana que hacía el Camino con su bebé, alguna otra gente nueva, etc.


Como ya he dicho, no conseguí llegar a O'Cebreiro y mi parada final fue en Vega de Valcarce, un albergue que no recuerdo el nombre, no muy cuidado, con gatos que accedieron al pescado que había dejado para la cena y me dejaron algo desconcertada.


A media tarde llegan Marie (chica de París que conocí en mi salida de León, hizo Paris-St Jean en bicicleta y de ahí a Santiago iba caminando) y a Javier que salió caminando desde su casa en St Lorenzo del Escorial hacia ya varias semanas. Con ellos comparto parte de la tarde y también la cena puesto que los gatos me habían dejado sin ella :-) :-) :-)

De Vega de Valcarce a Triacastela (32 km)
Hoy toca una de las subidas míticas del Camino, la subida a O'Cebreiro. La temida subida se inicia por pista asfaltada, aunque poco después se desciende para cruzar el cauce del Valcarce.


Por un camino enlosado, lleno de barro y de restos que dejan los burros que ayudan a subir a los menos osados, se reinicia el ascenso entre robles, castaños y helechos.


Llegamos a La Faba, donde hacemos una parada para retomar fuerzas en un pequeño y cuidado albergue vegetariano, con unos estupendos bocadillos y unos, aún mejores zumos naturales (en mi caso descubrir la combinación apio+perejil+pepino+limón+azúcar moreno, fue un acierto)


La lluvia está presente todo este tramo, y hace que el ascenso no sea tan agradable y las vistas pierdan algo de belleza. Aún así, lo disfruto a cada momento.


Una vez llegas a O'Cebreiro, encuentras la iglesia, unos cuantos restaurantes que ya ofrecen su pulpo a feira, varias tiendas de recuerdos del Camino y mucha gente.


La lluvia va en aumento e incomoda algo en la bajada, el paisaje casi no lo puedo disfrutar puesto que ahora ya me centro en caminar para poder llegar al sitio marcado como objetivo para comer. Se va bajando y subiendo por un camino ahora ya más fácil, algunas veces atravesando carretera. Al llegar a Padornelo, desde esta aldea empieza el ascenso hasta Alto do Poio, donde tenemos como objetivo para a comer.


Primero elegimos el restaurante que hay cruzando la carretera, pero un trato nada amable nos hace cambiar de opinión y volvemos a cruzar por donde veníamos para ir al restaurante que hay en la misma esquina. Un acierto puesto que la comida es deliciosa, tienen la chimenea encendida y nos hacen acercarnos para poder secar la ropa puesto que no los chubasqueros no han sido suficientes para tapar la parte baja de pantalón, calzado y calcetines.

Después de un rato de descanso, continuo camino hasta Triacastela, Los últimos kilómetros se hacen a través de una corredoira de robles y castaños, en un camino agradable.


A la entrada del pueblo está el Albergue de Triacastela, situado en un prado y con unas instalaciones excelentes y habitaciones de 4 personas con espacios individuales para dejar tus cosas  . Este albergue parece ser que ganó algún premio de arquitectura y es que su diseño está muy bien conseguido para que un peregrino pueda disfrutar de la naturaleza y su relax.


En los albergues de la zona de Galicia, te entregan siempre una sábana desechable para su uso que es bastante cómoda. También destacar un punto negativo: en todos ellos, aunque haya cocina en la mayoría, no disponen de utensilios para cocinar. Por lo que nos explicaron, la presión del gremio de restauradores, hizo posible esto, así los peregrinos estaban casi obligados a ir a cenar y comer a los restaurantes de la zona.

Puesto que estábamos obligados a ello, después de tomar algo disfrutando del espacio común con vistas que teníamos en el albergue (y que hubiera sido excelente para cenar en él) , voy acompañada de Marie, Javier, Pedro y su familia a cenar a uno de los restaurantes del pueblo. No controlamos bien el tiempo y a nuestra llegada el albergue había cerrado sus puertas, aunque por suerte un peregrino coreano nos abrió para evitarlo que hubiera sido una incómoda pernocta al raso :-)

De Triacastela a Sarria ( 21 km)
Al salir de Triacastela hay decidir entre dos alternativas: Por la derecha dirección Montán hasta llegar al punto de Calvor donde vuelven a juntarse los caminos O bien si se quiere visitar el Monasterio de Samos, ir hacia la carretera y mirar de seguir el cauce del río Ouribio.


Elijo la primera opción y me doy cuenta ya que en este tramo del Camino se empieza a notar que hay mucha más gente que ha empezado por la zona para hacer el tramo hasta Santiago. Por suerte encuentro algunos tramos con excelentes paisajes, poca gente y deliciosas empanadas gallegas que ya empiezo a probar.



De hecho, en Sarria o en O'Cebreiro, suelen ser puntos donde mucha gente empieza para conseguir la Compostelana y vivir la experiencia del Camino.
Si a mi me preguntan, y soy consciente que me arriesgo a parecer una extremista, el Camino tiene menos de Camino en estos puntos que en cualquier otro tramo. Creo que sin vivir la experiencia de hacerlo completo, es difícil saber lo que puede llagar a aportar. En las conclusiones finales espero poder explicarlo mejor y espero que eso anime a la gente a hacerlo entero, y no quede sólo como una crítica a hacer para este tramo que ahora viene.


El albergue elegido en Sarria, fue el albergue municipal, que aunque con bastante gente, la verdad es que las instalaciones están bastante bien. La cena es en un restaurante italiano que hay en la calle principal cercana al albergue, lo conoceréis por sus paredes pintadas, llenas de recuerdos que dejan los peregrinos que allí cenan.


De Sarria a Portomarín (21,5 km)
Salida descendiendo hacia el cementerio, el paisaje en este tramo es precioso. Senderos que van entre castaños, robles y abedules. La única pega es la masificación que hay en este tramo, es casi imposible caminar con algo de silencio y acostumbrada a hacerlo interiorizando el camino y lo que me aporta, el cambio es algo drástico.


No sólo eso, sino también la gente vendiendo merchandising del Camino, vendiendo conchas cuando en tantos otros sitios las regalaban ofreciendo suerte al peregrino. Una anécdota curiosa y molesta fue casi llegando a Portomarín: en el albergue Banderas (esta lleno de banderas de todos los países en su entrada) pedí para usar el lavabo, puesto que ya era necesario y el hecho de un camino tan masificado, dificultó parar en cualquier rincón. La respuesta del propietario fue que NO, que el lavabo era sólo para los clientes. Es lícito, es normal en otro tipo de viajes donde ni se te ocurre pedir el uso de un lavabo, pero sinceramente es triste que se produzca en un Camino de Santiago, lleno de peregrinos que en ocasiones han encontrado ayuda y que aquí parecen ser tratados como un turista en mitad de una ciudad.....suerte a los propietarios de dicho albergue y Buen Camino.


La entrada a Portomarín es preciosa, el puente que atraviesa el río Miño. Unas escaleras llevan hasta lo que es la población y allí me dedico a buscar plaza en el albergue municipal, lleno de gente, con una ducha fría y una cocina sin utensilios para ser usados y que por tanto dificultan el cocinar.
La propietaria del supermercado local, nos cede sus utensilios pidiendo ser devueltos a la mañana siguiente, un encanto de señora.



El centro del pueblo y su catedral merecen una visita, el albergue está a escasos metros así que podemos disfrutar de ese ambiente  hasta que las luces del albergue se apagan y nos vamos a la repleta habitación.




De Portomarín a Arzúa (53 km)
Este día toca caminar duro, los tramos van pasando por algunos senderos por la cuenca del Miño y alguna subidita como la del monte San Antonio, combinando con tramos cercanos a carreteras y algún trozo asfaltado.


Al llegar a la población de Melide, uno no puede saltarse hacer una parada en la pulpería Ezequiel, un auténtico placer que sólo de nombrar consigue hacerme la boca agua.


Sigo caminando, ahora por sendero, ahora por carretera para llegar a una tranquila Arzúa, donde por fin toca descansar. Nos quedamos en el albergue que hay en la entrada, justo antes de llegar al pueblo en sí. Las instalaciones son excelentes, lo malo es que hay un tramo de camino hasta el pueblo...pero ya puestos a caminar, un trocito de camino cubierto de árboles, tampoco es para quejarse. En contrapartida, este albergue suele estar menos masificado y la verdad es que fue todo un placer algo de calma.


De Arzúa a Monte do Gozo (34 km)
Un camino encantador que pasa entre altos eucaliptos. El paisaje es totalmente gallego, con sus precisos prados verdosos y sus pistas revestidas de hojarasca.


Pronto llegan las últimas aldeas, apareciendo cada uno con su color y tamaño, pero siempre con la forma que nos indica que estamos en tierras gallegas.


Se va acercando el final de esto, los hórreos se van y demasiado pronto para mi, llega la atalaya del Monte do Gozo donde se obtiene la primera panorámica de la ciudad de Santiago de Compostela.



Se ha hecho tarde por las paradas del Camino y ya llegamos casi anocheciendo a esta inmensa zona. Esperaba que estuviera bastante más llena, pero es un placer descubrir que no es así, que este inmenso complejo de albergue está más bien vacío y todavía lo estaría más si no fuese porque decenas de militares estás instalados para realizar no se que maniobras por la zona.

De Monte do Gozo a Santiago de Compostela (5 km)
Hoy se acaba...y no quiero. No quiero que acabe, no quiero que no tenga una nueva excusa para volver. Estoy tan satisfecha de haber realizado el Camino, de lo que me ha aportado a nivel personal, a nivel de gente que he conocido, a nivel de vivencias propias y de vivencias de otras personas, a nivel de crecer y abrir mi mente a cosas que en otro momento me hubieran pasado desapercibidas, a tantos niveles.,.que no quiero que acabe.
Me lo tomo con calma, pido a mis compañeros el salir a horas distintas para evitar coincidir...quiero que sea sólo para mi y por mi.
Esos 5 km me llevan su tiempo, los pasos son más lentos, hay más paradas, hago que duren para poder estirarlo al máximo.


Pienso en todo el Camino, en como ha sido cada etapa, en las que más me llenan, en la gente que he ido encontrando, en los que quedan y los que ya se han ido pero que dejaron su recuerdo.
Desayuno a la entrada de Santiago de Compostela, quiero hacer tiempo para que la ciudad despierte un poco, no demasiado...quiero la plaza de Obradoiro para mi, pero si puede ser con algo de gaitas de fondo.
Cuando ya voy llegando sustituyo las gaitas que todavía no están, por lágrimas. Porque sí, porque no se puede entender si te lo explican, porque la emoción de saber que lo has logrado te llena tanto. Es una mezcla de alegría por conseguirlo, con pena por acabarlo.


Disfruto de la plaza a medio despertar. Pido una foto que aquí puesta, veo que no es la más bonita, pero que es el momento que me recordará siempre a mi llegada a Santiago y a ese final de LA ETAPA.

Poco a poco, me voy quitando la emoción que se comparte cuando van llegando más peregrinos, algunos con los que he ido coincidiendo, otros que no les vi pero que acabas mirándote y sonriendo entre lágrimas con aquella expresión de "lo hicimos". Sentarse al sol en mitad de la plaza, disfrutar de ir viendo como llegan los peregrinos, mirar la catedral, relajarse y dejarse emocionar.


Recoger la Compostelana a deshoras es una buena idea, vamos con Javier que ya ha llegado a recogerla antes de que lleguen las colas. La oficina está en la parte lateral de la catedral, está indicada así que no hay pérdida. Se encuentra en la Rúa Carreteras, 33.


Allí después de dar tus datos, recibes la preciada Compostelana que indica el inicio y fin de tu peregrinaje. Hay dos tipos de Compostelana, dependiendo si realizaste el Camino por tema religioso o espiritual o bien lo hiciste por un tema simplemente turístico.


Una vez hecho ese trámite y antes de despedir a Javier que prosigue hasta Finisterre, toca juntarnos con el resto y tomar unas cañas con alguna buena tapa para celebrar nuestra llegada. Algunas tascas que yo he visitado en cada una de mis estancias en Santiago son O Gato Negro (Rúa da Raíña) que para mi tiene un encanto especial, unas tapas excelentes y un albariño digno de ser probado; también La Orella que es otro de los clásicos.



La siguiente parada después de dejar las cosas en el albergue, es ir a la misa del peregrino que hacen en la Catedral de Santiago. Tanto si eres religioso, como si no, es altamente recomendable: oír como van nombrando los diferentes países y regiones de las que llegan los peregrinos ese día, poder disfrutar de su interior y tener el privilegio de ver el botafumeiro, son motivos suficientes para asistir.



Puedes hacer la cola para visitar la cripta y también para subir las escaleras que te llevan hasta la figura de Santiago a quien la gente acostumbra a abrazar

La Catedral en su exterior, también es para disfrutarla, os diría que la bordeaseis y vieseis todas sus diferentes fachadas: Obradoiro, puertas laterales, fachada de las Platerías, la de Azabachería y la de la Quintana.


Ahora ya sólo os queda poder disfrutar de esta ciudad. En mi caso he estado en varias ocasiones, pero repetí mi estancia quedándome un par de días más para descansar del Camino e ir volviendo de él a velocidad pausada.


Visitad la Oficina de Turismo, situada en la misma calle de la oficina del Peregrino, allí os pueden dar mucha información y además ofrecen algunas visitas guiadas tanto diurnas como nocturnas: yo os recomiendo ambas, la nocturna con todos esos edificios de piedra iluminada, esas explicaciones sobre meigas y encantos tan típicos gallegos y ese final con caimada...no os lo podéis perder.


Otra recomendación es ir al mercado y comprar allí producto fresco que os cocinaran al momento, es una buena manera para celebrar con los compañeros vuestro final de camino conjunto.

Otra opción es tomar una copa visitando el Hostal dos Reis Católicos, antiguo hospital real ahora convertido en Parador Nacional.

Simplemente disfrutad de Santiago de Compostela, de sus encantos, de su estupenda arquitectura, de su agradable ambiente, de su fabulosa comida y de su amable gente.

Buen Camino a todos los que me habéis acompañado hasta aquí.


TODO EL CAMINO DE SANTIAGO AQUI

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