23 de agosto de 2014

Parque de las Naciones de Lisboa

Con motivo de la Exposición Universal de 1998 se crea en esta antigua y degradada zona industrial lo que a día de hoy forma el barrio más moderno de la ciudad de Lisboa. En esta zona se ve de forma clara un punto a copiar de Portugal y es su capacidad de reconvertir zonas y edificios para no perderlos; donde hubo una universidad, ahora hay un museo; un antiguo palacio, hoy es un centro de exposiciones; etc. Sería bueno que se hiciera lo mismo con algunos de los descuidados edificios de zonas antiguas de la ciudad, donde el conflicto entre propietarios e inquilinos y también parte de dejadez, hace que se vaya perdiendo un patrimonio inmenso y bello.


La mejor forma de llegar es tomando el metro en la linea roja hasta la fabulosa estación de Oriente, del polémico arquitecto valenciano Fernando Calatrava. O bien también en la Plaza del Comercio de Lisboa se puede tomar el bus 28 que nos lleva a esta zona.







Ahí ya intuimos algo de lo que nos espera en esta zona, edificios cosmopolitas y sorprendentes, un lugar de negocios y oficinas, centros de reuniones y congresos. En realidad se ha sabido aprovechar, en parte, las instalaciones dejadas por lo que un día fue la Expo de la ciudad.
En su día la Expo tuvo como lema " Los océanos: un patrimonio para el futuro" . No por casualidad veréis que la zona presenta un paseo central llamado la Alameda dos Océanos, con presencia del agua y las sombras ( algo que agradecer si vais en verano) y varios elementos relacionados con estos temas.


Pero la estrella principal sin duda alguna es el maravilloso Oceanario, el segundo mayor de Europa, con 5 ambientes distintos y un edificio ya de por si impactante. Más adelante os comentamos algo más sobre este lugar, pero vamos por pasos.


Si la elección para llegar ha sido el metro hasta Oriente, nada más llegar cruzamos hasta el Centro Comercial Vasco da Gama, un lugar agradable y fresquito, además de una opción de lavabos públicos ;-)


Saliendo justo enfrente tenemos el recinto donde a día de hoy se celebran buena parte de los macroconciertos, eventos deportivos, congresos, y otros actos de la ciudad, el MEO Arena o anteriormente conocido como Pabellón Atlántico.



También está el Paseo de las Banderas, donde se encuentran las banderas de cada uno de los países que en su día participó en la Expo, con una placa donde explica la ubicación y algún dato significativo.


Al final de este paseo te sitúas en el Río Tajo, con bonitas vistas al famoso Puente Vasco da Gama que cierra la zona y que luego os daremos más datos para llegar a él.


Saludamos al que en su día fue el protagonista del evento, Gil, y que hoy debe estar en compañía de tantas otras mascotas medio olvidadas. Nos vamos a la derecha y pasamos por debajo del recorrido que hace el teleférico, recomendable un paseito con él para apreciar la zona en su conjunto.


Llegáis al Oceanario ya comentado, os recomendamos reservar la entrada on-line y evitar así la cola para entrar. Se trata de un recorrido mostrando las especies de cada uno de los oceanos culminando la exhibición en el maravilloso tanque central donde podrías perder horas contemplando la variedad que ahí encuentras. El edificio en si ya es espectacular y bañado con las aguas que lo rodean lo hacen todavía más llamativo. El arquitecto norteamericano, Peter Chermayeff quiso simular un portaaviones y a posterior se realizó la ampliación por parte de Campos Costa Arquitectos de la parte que hoy es la zona donde compramos las entradas, un cubículo lleno de escamas de pez.


Al lado encontramos los Jardines del Agua, a día de hoy con bastante falta de cuidado, aunque mantienen la tan fotografiada cascada y también son un lugar ideal para descansar y refrescarse.


Podemos ahora rodear el lugar por el lado contrario al que vinimos y dirigirnos al Pabellón del Conocimiento-Ciencia Viva, a día de hoy un museo interactivo de ciencia y tecnología.


No muy lejos está el Pabellón de Portugal, un icono de arquitectura portuguesa desarrollado por Álvaro Siza. Un techo de hormigón pretensado que parece una hoja de papel que descansa sobre dos ladrillos o como el autor dijo una de las velas de los barcos portugueses.



Si seguimos por el paseo central que es la Alameda dos Oceanos, al lado del MEO Arena, empieza el F.I.L. o Feria Internacional de Lisboa. También sorprendente por su concentración de hierros ondeados y combinados con amplios cristales que dan un aire de levedad al inmenso edificio.


Al otro lado de este paseo iremos encontrando edificios singulares desde despachos de las principales empresas con presencia en Portugal, el Instituto de las Finanzas o la Ciudad de la Justicia.


Cerrando el paseo llegamos al final del edificio del F.I.L y encontramos a mano derecha la Torre del Hotel Myriad, un espectáculo de edificio, antiguamente sólo torre y a posterior se añadió este hotel de lujo. Si el presupuesto no llega para alquilar una de sus habitaciones, o para una cena en su restaurante situado en la planta calle, podéis mirar de tomar algo en el bar-terraza de esa misma planta. La verdad es que las vistas están bien, pero nada que no puedas ver desde la calle, ganaría si fuese en alguna de las plantas superiores.


Desde ahí podemos ir por el paseo hasta el Puente Vasco da Gama o ir siguiendo por la misma Alameda dos Oceanos. Entramos en una zona de gente guapa de la ciudad, apartamentos modernos, zonas cuidadas, gimnasios por doquier, tiendecitas gourmet, etc. Es curioso ver como se ofrecen unos servicios u otros dependiendo del tipo de barrio donde nos encontramos.


Si es hora de comer, os recomiendo una buenísima hamburguesería, está situada en una plaza en la misma Alameda un poco más adelante del cruce que baja hacia el hotel (Avenida Buena Esperanza), no tiene pérdida.



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